
Amor, Sexo: conceptos íntimamente relacionados; atroces y sublimes a un tiempo. El amor, por una parte es comúnmente idealizado. Considerado como un sentimiento in abstracto, se le atribuyen comúnmente las mejores características posibles. A lo mas, se le otorga la cualidad de trágico (lo trágico siempre es bello). Al mismo tiempo, bajo una mirada objetiva se le pueda reducir a una hortera sensación, a una necesidad o a un placer… Ahí entra en juego el sexo. Ambivalentemente se confunden y se mezclan los conceptos. Un poco más mundano, el sexo suele ser menos complicado. Es reducido a un simple acto, que sin embargo es muy posible sea la cúspide del amor, su consumación.
Es imposible imponer condiciones, la sexualidad humana tiene carácter de ubicua, solo siendo un asceta consumado (se rumora) es posible trascenderla. Para el hombre medio, la sexualidad se le presenta irreversible y constante, como un problema o un castigo, peor aun… como una necesidad. La mayoría sin embargo enmudece y disfruta.
Mientas uno se encuentra solo es bastante sencillo satisfacer las necesidades físicas. Fuera de la soledad empiezan los problemas. La sociedad exige al adulto promedio una pareja. ¿Qué mejor? Envilezcámonos.
“Toda inclinación tierna, por etérea que afecte ser, sumerge todas sus raíces en el instinto natural de los sexos, y hasta no es otra cosa más que este instinto especializado, determinado, individualizado por completo. […] Pues no se trata más que de una cosa muy sencilla; sólo se trata, de que cada macho se ayunte con su hembra.” Schopenhauer
Instigándonos a cometer otro error, la libido siempre presente, atormentándonos, envenenándonos con pasión por la vida, nos encadena al samsara, nos obliga a cometer el más mortal y despreciable de los pecados: la procreación de un nuevo ser.
[Avoir commis tous les crimes, hormis celui d'être père. Cioran]
Freud y la corriente psicoanalítica presentan al sexo como el factor volitivo esencial.
Sin embargo, a pesar de todas las evidencias, seguiremos buscando. El amor, o su simple alusión, ejerce sobre nosotros la mas grande y mayor influencia conocida. Es el factor esencial de toda existencia, la verdadera farsa: aquella verdaderamente insuperable.