19.3.09

the beauty of nothingness


Ahora estoy en un punto, suspendido en la nada. Ausente de mí. Vacío de realidad y sustancia. Por un momento siento el desprecio por esto, pero al siguiente, la transformación incesante parece volver a hipnotizarme. Me dejo llevar. Entonces toda monotonía es lo suficientemente tonta como para ser escogida, para dejarse organizar en esos pedazos pérfidos que constituyen nuestros recuerdos, en la soberbia obra de arte imperfecta que es una vida. Pero bien, si todo tiene un orden. Un orden predeterminado cruel y frio, una constante de procesos que desembocan todos en el embelesamiento ilusorio, en el final digno de la tragedia, si todo colapsa y se elimina, todo...
Todo entonces está justificado.

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