
La vida siguió así, y no era peor que otras vidas.
Una bitácora. Efímero recurso contra el olvido y el tiempo.
Apáticos días transcurren sin variaciones, indistinguibles. Siguiendo un curso no definido, asfixiándome en indolencia pura. Uno y otro, todos siempre el mismo. El mundo girando inexorablemente absorto en ideales, objetivos y mentiras casí justificables, colapsando, precipitándose en aceleración constante a mi alrededor con furia cada vez más frenética, mientras yo, yo permanezco en paz absoluta, en insoportable calma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario