Mi misantropismo, no suele estar en contradicción con mi necesidad de relaciones humanas, ellas son simplemente el producto de la rutina, del habito de vivir en una supuesta sociedad Bastante consciente estoy de la infranqueable barrera de la individualidad. No necesito imaginarme o proponerme ostracista; naturalmente lo soy. No hay comunicación, no hay contacto, y esa noción de comunión con los otros, tan frecuente en los simios gregarios, no es más que el ilusorio resultado de la autosugestión incesante de una mentira, muy necesaria para algunos por cierto. Por mi parte, trato de mantener una posición objetiva. Socializar se traduce en falsear, distorsionar, eludir nuestra propia esencia a favor de un reflejo mental paralelamente falso, que es el otro. Ese otro, que es los otros, que Sartre, denomina acertadamente (parte de) el infierno.
El triunfo y la gloria, la admiración humana, suelen estar repletas de sentido para el hombre promedio. Parecen según su burda comprensión, fines verdaderamente dignos de un esfuerzo. Pero, si la búsqueda del triunfo, es una aceptación tácita de la podredumbre de la existencia humana, de una ausencia que busca dejar de sérlo. Y la gloria, es un meramente un subjetivismo de la percepción, ergo algo inexistente e intangible. ¿Quién entonces podría argüir que la admiración humana tiene algo valor?, ¿no es algo grotesca en realidad? Ningún hombre es digno de admiración ni de desprecio en verdad. Empero a admiración tiene caracteristicas más repugnantes. Es la alabanza idiota de los primates descerebrados, a un símil de ellos, que creen (por injustificadas razones) superior. El desprecio en cambio, también injustificado, nace del narcisismo humano, y se traduce en la cruel vulgaridad del tormento al débil o al extraño.
Y como Buk diría:
Estas y otras cosas demuestran que la vida gira sobre un eje podrido.
El triunfo y la gloria, la admiración humana, suelen estar repletas de sentido para el hombre promedio. Parecen según su burda comprensión, fines verdaderamente dignos de un esfuerzo. Pero, si la búsqueda del triunfo, es una aceptación tácita de la podredumbre de la existencia humana, de una ausencia que busca dejar de sérlo. Y la gloria, es un meramente un subjetivismo de la percepción, ergo algo inexistente e intangible. ¿Quién entonces podría argüir que la admiración humana tiene algo valor?, ¿no es algo grotesca en realidad? Ningún hombre es digno de admiración ni de desprecio en verdad. Empero a admiración tiene caracteristicas más repugnantes. Es la alabanza idiota de los primates descerebrados, a un símil de ellos, que creen (por injustificadas razones) superior. El desprecio en cambio, también injustificado, nace del narcisismo humano, y se traduce en la cruel vulgaridad del tormento al débil o al extraño.
Y como Buk diría:
Estas y otras cosas demuestran que la vida gira sobre un eje podrido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario